De pronto enmudecemos. Se nos olvida una palabra, un nombre, una cifra. Yo sabía de memoria toda la información, me confiesa un compañero de trabajo. Hoy día no recuerdo nada, me dice, abatido. Podemos echarle la culpa a la edad, a las células del cerebro que están condenadas a morir, al estrés que nos atacaSigue leyendo «El cerebro, la memoria, el rey de las posturas y una profesora de cutis terso»